Mentalizado para ganar

lunes 17 enero, 2022

From issue: Cross Country en Español 65 – Febrero-marzo 2022

Russell Ogden ha volado a altísimo nivel durante dos décadas – y finalmente se llevó el oro en el Campeonato Mundial de Parapente en Tucumán, Argentina en noviembre. Por Ed Ewing. Retrato: Marcus King

Russell Ogden hace una pausa antes de responder. “Digámoslo así, no he ganado una competencia en años y ¡me aparezco en esta y gano!” Ríe. “¿Sabes qué? No creo en nada de eso, pero creo definitivamente que estuvo ahí. Pude oírlo reír en la Manga 5 que gané volando 300m más alto que el primer grupo después de haber estado de último todo el día… Les pasé por encima e hice gol a dos metros del suelo. ¡Creo que estaba ahí!” 

Se refería a su amigo Kiwi Johnston, que falleció en un accidente muy mediático en Estados Unidos en agosto de 2020. El día del accidente, Kiwi voló con una Zeno pero su ala de competencia era una Enzo 3 roja y negra con un tercer ojo en el intradós. “Yo me ocupo de todos los logos en Ozone, así que tuve que hacer el suyo”, explica. 

Kiwi siempre había querido volar en un Campeonato Mundial de Parapente, así que Russel decidió rendirle homenaje a su amigo. “Kiwi tenía en su lista ir al mundial, así que cuando necesité un ala nueva me dije, ‘Bueno, volaré con la de Kiwi, así de sencillo’”. Se mandó a hacer una réplica del ala de Kiwi, con tercer ojo incluido y se la llevó a Argentina. Pensó, “Representaré a Kiwi en el mundial y así medio tacharemos eso de su lista”.

Russell, de 48 años, vuela parapente desde mediados de la década de 1990. Su padre fue paracaidista y de los primeros en volar ala delta y Russell aprendió a volar en 1994, a los 21 años. Tenía talento natural y pasó una década trabajando como instructor en Inglaterra, después se mudó al sur de Francia en 2004 para trabajar como piloto de prueba para Ozone. 

Vuela y prueba alas todos los días que se vuele, junto a Luc Armant y Honorin Hamard. Honorin ganó el Campeonato Mundial en 2015, con apenas 25 años y Luc tiene un montón de medallas, la más reciente de campeón en el Abierto Francés y en la Superfinal de la PWCA en 2021. 

Campeón británico en varias ocasiones, Russell ha estado en el podio de competencias de alto nivel, pero el mundial en Argentina fue el primer título de gran importancia.  

Su primera competencia internacional fue en 1999, también en Argentina, por casualidad, pero no en Tucumán donde se llevó a cabo el mundial en noviembre. “Mi primera PWC fue en Córdoba ¡y creo que quedé de penúltimo!”, cuenta.

“Era joven, estaba motivado y era razonablemente competente – en esa época había terminado de segundo en el campeonato británico. Era la primera vez que podía pagar un viaje al exterior como debe ser y había leído un libro titulado Psyched to Win (Mentalizado para ganar), así que estaba preparado mentalmente. ¡Me dio disentería, me deshidraté gravemente e hice la caminata más horrible de mi vida después de aterrizar!”, ríe de nuevo. “Ahora sé lo que hago, ¡A veces!”.

Más de veinte años después, domina el tan importante arte de mantenerse calmado en competencia. Antes de Argentina se sentía “bastante calmado”, cuenta. “Voy a todas las competencias con la misma mentalidad: sabiendo que tengo la habilidad de ganar, pero sabiendo también que es muy seguro que no gane. Fui a este mundial con esa misma actitud.”

 

 

Camino a Argentina

Los retos empezaron mucho antes de la competencia. Debido al Covid, el Campeonato Mundial original pautado en Francia en mayo fue cancelado. Argentina se postuló rápidamente para hacerlo en Tucumán en noviembre. Se aceptó la oferta, pero ello implicó que no hubo un evento de prueba (generalmente se hace un premundial el año antes del mundial para poner a prueba la organización y que los pilotos vuelen en el lugar) y varios equipos no pudieron asistir. En particular, el equipo italiano campeón mundial no estuvo y en cuanto a las naciones, hubo 36 de 48. La cantidad de pilotos se mantuvo en unos 150 debido a que a varios equipos se les permitió llevar un piloto adicional (que no puntuaba).

Posteriormente, los pilotos requerían de visas especiales porque todavía había un confinamiento en el país. “El permiso llegó apenas dos días antes de irnos, así que fue bastante tenso”, dice Russ.

Sin embargo, una vez en Tucumán desapareció la tensión. “Fue al principio de mi carrera de vuelo que dejé de preocuparme por la competencia”, explica Russell. “Puede que me haya llevado cinco años. Trabajaba para Ozone y estaba activo, nunca oxidado”. Añade, “Sí me acuerdo haber estado preocupado al principio, me preocupaba aterrizar y quedar de último. ¡Cosas ridículas en las que ya ni pienso!”

La pasión de Russell de competir se despertó al principio cuando hizo un curso de competencia “en 1996 o 1997” con Jocky Sanderson y Judy Leden, ambos pilotos de clase mundial en aquella época. Fue ese tipo de programa que le gustó ayudar a recrear cuando se involucró en la British Pilot Racing Academy hace seis años. Fundada por Malin Lobb y Barney Woodhead en 2016, la meta era crear una reserva de pilotos motivados y listos para competir. Aparte de organizar campamentos de entrenamientos bajo la tutela de Russell y el maestro Guy Anderson,  la meta es “acelerar el proceso de aprendizaje” y crear un grupo bien acoplado. “Cuando se tiene una rivalidad amistosa, competitiva y buena, es cuando se progresa mejor”.

Dos años después de su creación (con presupuesto reducido), Theo Warden con apenas 19 años en aquel entonces ganó el Campeonato Europeo de Parapente en 2018. El mismo año, Russell y Guy le pidieron a Jocky si podía asumir el papel de líder del equipo británico, a partir del mundial en Macedonia en 2019. “Esperaba que dijera que no, pero dijo inmediatamente que sí”.

El punto es que el éxito de los británicos en Argentina no fue aleatorio, fue planificado.

También significó que para Argentina, a pesar de que Russell era la estrella, en el fondo el equipo era excepcionalmente fuerte. “Sebas Ospina pasó de ser un buen piloto a uno de clase mundial”, dice Russell. “Theo Warden tiene gran talento, Martin Long también se está convirtiendo en piloto de clase mundial e Idris Birch es un piloto magnífico. Y después, por supuesto, está Jocky, nuestro ilustre líder”.

 

La batalla de Tucumán 

La forma de ganar una competencia es ser constante. No hace falta ganar todos los días, solo hay que estar entre los primeros diez constantemente y tendrás oportunidad. La competencia en Argentina tuvo seis mangas válidas en doce días, con clima bastante diverso.

En la primera manga, de 63km, Russ llegó de 12do y Sebas de cuarto. “Cuando aterricé, sabía que iba a terminar bien en la competencia”, dice Russell. “Era una mezcla de control y dominio y un poco de agresividad, arriesgando adelante. Así estaba conforme, incluso si el resultado no fue tan genial”.

La segunda manga se detuvo en medio de controversias cuando el equipo francés anunció “nivel 3”, que significa condiciones de vuelo peligrosas. El resultado es que se detuvo la manga y no puntuó, para el desacuerdo de muchos pilotos. “Debieron haberla detenido media hora antes, quizás”, dijo Russ, “porque la detuvieron cuando unos 50 pilotos habíamos salido de esa zona tan horrible. Las condiciones estaban suaves y las térmicas, divinas”.  El resultado del escándalo fue que los franceses estaban en la retaguardia el resto de la competencia, un lugar poco común e incómodo. 

La tercera manga de 70km la ganó Russell, pero a apenas 0,1 puntos de Honorin. “Saqué puntos de liderazgo al principio, por eso fue”, explica. Pudo haber sido diferente. Era una manga viento en cola con dos balizas y, como admite Russell, “¡Se me olvidaron ambas!” 

Explica, “Estaba absorto y concentrado en el grupo. Theo me llamó y me dijo, ‘Oye Russ, no has hecho la baliza’. Y me dije, ‘¡Ay! Se me olvidó por completo”. Se dio la vuelta y voló 200m para marcarla. “Theo me salvó”. 

La segunda baliza estaba en el camino, pero se me olvidó otra vez. “Llegué a gol y alguien habló de la baliza y me dije, ‘¡Dios mío!’ Afortunadamente la habíamos pasado en vuelo”. Basta con decir que “¡Jocky me recordó cada baliza después de eso!” 

La cuarta manga fueron otros 70km y Russell terminó de cuarto, Sebas de sexto. Los grupos se dividieron y Russell cruzó la línea con “20 o 30” pilotos al frente, pero los puntos de liderazgo le permitieron subir en la clasificación. “Demuestra que vale la pena liderar al principio de la carrera”.

La quinta manga de 55km fue otra controversia más. Las condiciones eran “desesperantes” y flojas, pero fue un momento clave en la competencia. Russell ganó la manga y cruzó el gol a apenas dos metros del suelo después de un planeo de 10km, pero más de la mitad de los pilotos aterrizaron y 23 tuvieron una penalización por entrar en espacio aéreo. “Todo cambió para los equipos porque Theo y yo llegamos a gol sin penalización y todo el equipo francés fue penalizado”. Francia, Alemania y Brasil cayeron en la clasificación. “Nada cambió en la clasificación individual, pero le sirvió a los británicos”.

Siguieron dos días de mal clima con Russell y el equipo británico a la cabeza. ¿Quería que siguiera el mal clima? “No. Estaba listo”, dijo con decisión”. “No me dejé llevar por esa forma de pensar. Puede ser una espiral descendente mentalmente. Siempre estoy dispuesto a volar la manga siguiente”.

La sexta manga fue de 55km y nadie llegó a gol, pero Russell voló 450m más que los demás y ganó la manga. “Tomé una decisión típica de un vuelo de distancia”, ríe. “Solo había un lugar soleado en un campo marrón. Fui hacia allá y en efecto, encontré la última térmica”. Russell y Honorin giraron juntos y después Hono se fue. “Me dije, ‘¡Guao! Es una transición suicida’. Y así fue. Seguí volando unos diez minutos más y logré dar tumbos por ahí”. Un vuelo en llanura clásico.

El último día estuvo tenso. Las condiciones estaban buenas y colocaron una manga de 82km. “Solo Honorin o yo podíamos ganar. Incluso si no despegaba, terminaría de segundo”, dice. “Así que eso significaba que tendría que aterrizar cerca de Hono. No podía permitir que se me escapara y ganara la manga con 1000 puntos y diez minutos de ventaja”.

Hono hizo todo lo que pudo para escaparse de Russell y estuvo a la delantera bajo desde el principio. “Volaba contra el mejor competidor de la historia, pero ya sabes, siempre persigo a Hono, así que para mí fue como cualquier otro día en la oficina!” Hubo un momento que casi aterrizan y tuvieron que girar bajos mientras docenas de pilotos les pasaban por encima. Terminaron retrasados, rasgando mientras se dividían los grupos y se abrían diferentes líneas. 

Cuando Hono se adelantó, empezamos a volar como equipo. “Me ayudaron Sebas e Idris. Idris se adelantó para encontrar térmicas fuertes para que pudiera colocarme en posición y alcanzar a Hono”.

Fue como jugar al gato y al ratón. Russell intentaba alcanzar a Hono todo el vuelo. Al final, Honorin “hizo la mejor jugada final y terminó de 10mo, que fue una locura porque veníamos de atrás”. Russell llegó un minuto después. Fue un trabajo arduo, “Pero cumplimos la misión al final”.

La fiesta empezó en el aterrizaje “unos diez minutos después”. Y empezaron a llegar los mensajes. “Recibí tanto cariño de todo el mundo del parapente. Me quedé sin palabras. No me lo esperaba”. Añade, “Me bañaron con champaña. La vela todavía tiene”. 

Kiwi habría estado de acuerdo, definitivamente.

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