Icarística – Bruce Goldsmith

lunes 17 mayo, 2021

From issue: Cross Country en Español 58 – Junio 2021

‘SALIÓ DE LA NADA’

Seguramente viste el video en el que un piloto hacía wingovers mal sincronizados sobre unos acantilados frente al mar. No había turbulencia y todo parece estar bien hasta que tiene un colapso enorme. Esto sucedió porque durante el wingover, el flujo de aire se hizo negativo en una parte del ala. 

Este ejemplo demuestra cómo un colapso puede producirse por las acciones del piloto. Los colapsos no salen de la nada. 

¿Qué produce un colapso?

Cuando el aire desciende sobre la parte superior del parapente sobre gran parte del ala, las líneas se destensarán y la vela se deformará, produciendo un colapso. Esto se debe a que las líneas no pueden soportar más compresión, por lo que apenas se ejerce una fuerza descendente sobre ellas, se destensan y no soportan más la canopia.

Esto se combina con el efecto de la presión interna del ala, en el que el aire ya no fluye hacia el ala y ya no se tiene suficiente efecto de impacto para mantener el ala inflada. Si la presión en el exterior del ala es mayor que la presión interna (estática y dinámica), la vela se desinflará.

La idea clásica detrás de los colapsos es que se generan por turbulencia. Si vuelas dentro de una ráfaga de aire descendente. Esta turbulencia puede generarla térmicas, turbulencia de rotor u otro tipo de turbulencia como convergencia o la estela de otra aeronave. 

Muchos pilotos dicen haber sido víctimas inocentes de la turbulencia – pero la vida no es así de sencilla.

¿Culpa del piloto o de la turbulencia?

Tanto la turbulencia como el mal pilotaje por parte del piloto pueden generar colapsos. La realidad es que los colapsos rara vez suceden por una sola causa; generalmente es una combinación de ambas cosas. Casi todos los colapsos que he visto suceden debido a la combinación de mal pilotaje junto a un poco de turbulencia.

La turbulencia sola no habría causado un colapso y el mal pilotaje solo tampoco habría sido suficiente. Pero cuando combinas ambos, se produce el colapso.

Un ejemplo clásico es cuando se entra en una térmica descentrado. Digamos que frenas del lado derecho: cuando empiezas a girar el ala primero hace un guiño hacia la derecha y después empieza a alabear, primero sube la punta derecha y después la izquierda alabeará hacia el giro. Mientras la punta izquierda alabea, el ángulo de incidencia se reduce – e incluso se acerca a cero incidencia. Si, en este momento, el ala se sale de la térmica y entra en la descendencia, entonces ambos efectos generarán un colapso incluso si el aire descendente es medianamente turbulento.

El piloto dirá después que fue la víctima inocente de un colapso generado por la turbulencia. Pero en realidad, la causa principal del colapso fue el piloto y no la turbulencia.

Otra situación clásica es un piloto que vuela en línea recta y atraviesa una burbuja sin girar. Cuando entra en la térmica, el ala trepará dentro de la ascendencia; el ángulo de ataque también aumentará porque el aire asciende. Después, cuando sale del otro lado sucede lo contrario. El ala cabeceará y, al mismo tiempo, el flujo de aire será descendente. Ambos efectos juntos seguramente producirán un colapso. El piloto debería haber controlado el cabeceo del ala, por lo que en este caso fue falta de buen pilotaje lo que conllevó al colapso, no mal pilotaje.

Un pilotaje activo adecuado es la forma en la que los pilotos pueden volar en turbulencia sin tener colapsos. Consiste en volar suavemente y amortiguar los cabeceos al mismo tiempo que se mueve el aire.

Cómo atrapar colapsos

Mantener los cabeceos del ala adecuados para que estén sincronizados con el flujo de aire es solo una de las formas en las que el piloto puede volar de forma activa. La otra forma es usar los frenos para evitar colapsos. A esto se le conoce como atrapar colapsos y es muy eficaz porque tiene dos efectos.

1. Un frenado rápido aumenta el ángulo de incidencia y también hace que el ala se incline hacia atrás. Ambos efectos reducen las probabilidades de un colapso.

2. Cuando frenas rápido, el aire se empuja desde el borde de fuga, la presión interna aumenta y el aire sale por las bocas. Esta disminución rápida de presión puede usarla el piloto para pasar por una ráfaga temporal de turbulencia y volver a inflar el ala.

Ambos efectos permitirán a un piloto con reacciones rápidas y precisas atrapar el colapso y así evitarlo por completo. Sin embargo, es importante evitar meter el ala en pérdida accidentalmente. La mejor forma de hacerlo es frenar brevemente: menos de un segundo es lo usual. La sincronización y cantidad de frenado es todo un arte.

Así que, si alguna vez crees haber sido una víctima inocente de la turbulencia, piénsalo de nuevo. ¡Lo más probable es que no seas tan inocente como crees! 

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