Dentro del Karakórum

sábado 13 agosto, 2022

From issue: Cross Country en Español 71 – Septiembre 2022

Jake Holland, Fabi Bühl, Aaron Durogati y Will Sim volaron a la frontrera más remota del vuelo libre para un mes de exploración y vuelos de distancia. Por Jake Holland

No sabía que mi vario pudiera hacer ese sonido. Casi pasaba del pitar continuo para convertirse en un grito. A primera vista mostraba +12m/s. Subía a más de dos casas por segundo. Mi ala parecía un instrumento musical, todas las cuerdas y las celdas cantaban por la presión y eructaban aire como un órgano.

Tuve que esforzarme al máximo para mantenerme en vuelo. El control del viento que alguna vez se lo cedí a la térmica. Mi única preocupación era que no expulsara. Montaba un bronco salvaje que solo querría montar una vez. Me posé en la base de una nube elevada a 7.000m, volando a lo largo del glaciar más largo que hubiera visto en la cordillera de Karakoram. Con las nubes grises en mis talones, volaba a más de 85km/h.

 

La Cordillera Karakórum

El Karakórum es parte de la cordillera del Himalaya y se halla principalmente en Pakistán. Mide 500km de largo, 40km de ancho y es el área más congelada de la Tierra, aparte de los polos. Es hogar del K2, la segunda montaña más alta del planeta, y de otros tres picos de más de 8.000m, así como de incontables picos de entre 5.000m y 7.000m. En otras palabras, es una ballena y los Alpes son una trucha.

Si bien en el área ha habido muchas escaladas, desde comerciales guiadas a los picos de 8.000m, hasta mucho más técnicas, comparada con Nepal, y debido al clima político histórico, es mucho menos visitada. En consecuencia, todavía hay picos sin escalar y aventuras por comenzar.

En la década de 1990, el pionero de los vuelos en esta región fue el ya fallecido piloto británico John Silvester. Inspirado por un intento por alcanzar la cima del hermoso pico Lady Finger, una cautivadora aleta de granito que se asoma sobre el pueblo idílico de Karimabad, regresó con un parapente. El film que hizo junto al cineasta galés Alun Hughes, Birdman of the Karakoram, inspiró a una nueva generación y preparó el terreno para la exploración y la aventura de avanzada en la cordillera en la actualidad. Cuando surgió la oportunidad de viajar a Karimabad con Fabi Bühl, Will Sim y Aaron Durogati, me uní a ellos con una mezcla de emoción e inquietud.

 

Karimabad, 2.500m

Mientras viajábamos hacia el norte desde Islamabad por la famosa autopista Karakórum, era difícil estimar la escala de lo que veíamos. La carretera serpenteaba por valles polvorientos y secos, rodeados de montañas gigantescas. Luego de un día de viaje, de entre el polvo y las rocas surgió un pueblo, árboles frutales en ciernes y cultivos. Llegamos a Karimabad, un pequeño pueblo a 2.500m, en el valle Hunza – nuestro hogar durante las próximas cinco semanas.

El lugar es una especie de maravilla de la ingeniería hidráulica. A lo largo de los siglos, los locales han construido niveles de ingeniosos acueductos que van desde la boca de un glaciar negro sobre la aldea y alimentan los suelos. Resultado: cerezas, albaricoques, manzanas y nueces crecen entre las edificaciones de este oasis.

El pueblo es un destino popular para los paquistaníes que escapan del calor sureño. Equipado para los viajeros, tiene cantidad de lugares para alojarse y comer y en la primera noche nos registramos en el Hotel Karim. Abeeb y sus cinco hermanos – todos con los mismos sorprendentes ojos verdes, como el resto de las personas que conocí durante nuestra estadía -, propietarios y encargados del hotel, fueron maravillosos. Los traslados son sencillos: el pueblo se enorgullece de un 100% de alfabetización. El inglés es la segunda lengua del país y todos los que conocimos lo hablaban casi perfecto.

 

Los dioses del clima

Llegamos el 28 de mayo. Según los locales, el clima estaba inusualmente frío y mezclado para la época. Despertábamos con un maravilloso cielo azul, pero a las 7am comenzaban a formarse cúmulos. Para los 9am se desarrollaban a un ritmo feroz y entre las 11am y la 1pm dejaban caer una bomba en uno de los valles secundarios y los aterradores vientos se precipitaban sobre el valle Hunza, tallando muescas frescas en la garganta del río y esparciendo polvo por todos lados. Quedar atrapado en uno de estos frentes de ráfaga en pleno vuelo sería el fin.

El primer objetivo era aclimatarse. Si queríamos volar alto de forma segura, sin oxígeno suplementario, tendríamos que pasar un tiempo durmiendo a gran altura. De mala gana, nos dimos cuenta de que caminar hacia arriba era la única posibilidad de llegar alto. Comenzamos con una caminata hasta 4.200m, donde pasamos la noche en una cabaña de pastores. Al día siguiente descendimos en nuestras alas ligeras.

En nuestra siguiente misión de aclimatación, partimos con mochilas pesadas, con esquís y alas, y nos dirigimos al pico Barbara (5.520m), al otro lado del valle desde Karimabad. Pasamos dos días varados por una tormenta. Acampamos en un pequeño campamento minero a 4.500m, agradecidos porque Hunza también es famosa por sus gemas y cristales. El clima aclaró a la tercera mañana, con maravillosa nieve fresca para esquiar antes de descender volando. Todos estábamos felices por haber llevado nuestras alas pequeñas, pero algo molestos porque usábamos las piernas mucho más que nuestras alas para volar distancia.

Aclimatación

Nuestro primer gran éxito de vuelo fue obra de Will. Descubrimos que el mayor problema con la pequeña ventana de vuelo era que, cuando podíamos despegar desde el Nido del Águila, el despegue a solo 25 minutos en coche de Karimabad, el cielo ya se veía bastante enfurecido. Necesitábamos despegar más temprano. 

Will había visto un risco que veía al este, sobre el pueblo. Justo debajo había un campo de rocas sueltas. No era ideal para despegar, pero si podíamos, sería posible conectar con el pie del contrafuerte y volar más temprano. No teníamos nada que perder. Iniciamos la caminata de una hora y, para nuestra dicha, hallamos una pequeña plataforma de arena en la base del risco. Con un poco de cielo despejado, era la solución para el clima inestable.

Ansioso por usar las alas y volar más alto y aclimatarnos más, Fabi nos mostró cómo atar todo lo necesario para una aventura de esquí de tres días a los arneses. Ningún sistema era igual al otro y me ponía nervioso pensar cómo funcionaría el mío. Con los esquíes atados en lugares poco convencionales, partimos del despegue hacia un nuevo mundo. Dejaré que las fotos les hablen de este paisaje. No hay hipérbole capaz de hacerle justicia.

Luego de cruzar un valle, y de una vivificante carrera a la base de la nube porque comenzaba a nevar, aterrizamos en el ‘Petit’ pico Barbara. Este pequeño punto a 5.000m fue nuestra base los próximos tres días. Vivir en las alturas es extenuante y poco agradable, pero con el mínimo esfuerzo tuvimos un buen período de aclimatación y disfrutamos maravillosos paseos en esquí.

 

Combo de esquí y escalada alpina

Luego de tres semanas, bien aclimatados y con una ventana de vuelo cada vez mayor, hicimos algo de “heliesquí para pobres”. Térmica, aterrizaje de ladera a 5.500m, bajar esquiando, volver a despegar y repetir. A veces Aaron y Fabi llevaban sus alas pequeñas, para pasar rápidamente líneas de glaciar más abiertas.

Esta sinergia entre parapente y otros deportes de montaña me resulta muy atractiva. Con las alas modernas, livianas y de alto de rendimiento para XC, vivimos una nueva era de deportes de montaña.

Los escaladas tradicionales en el Himalaya muchas veces comienzan y terminan en días enteros de caminata por valles complicados, subiendo glaciares para al final llegar a un campamento base. Hacen falta 30 porteadores o más para llevar las cosas y varias semanas para escalar un solo objetivo. Me parece una manera poco atractiva de vacacionar. El parapente tiene mucho potencial para romper con el status quo.

 

La Gulmit Tower

La última semana los dioses del clima al fin decidieron darnos un mejor clima. En uno de los primeros días buenos de XC, Fabi y yo exploramos la Gulmit Tower desde el aire. Si bien no llega a los 6.000m de altura, ningún equipo ha logrado llegar a su cumbre. De hecho, la mayoría apenas ha logrado llegar a la base de la ruta.

Luego de inspeccionar el área y las fotos que tomamos en el vuelo, consideramos posible volar a la base, negando así la necesidad de una peligrosa caminata de una semana por un complicado terreno congelado. Tanto Will como Fabi son escaladores muy buenos que apenas comienzan con el parapente. El nivel de vuelo que han alcanzado en pocos años es impresionante y testimonio directo de sus habilidades generales.

Luego de un desayuno, fuimos al Nido del Águila. “Si quieres estirar la mente, haz escalada alpina. Si quieres hacerla estallar, haz escalada alpina en parapente”. Will resumió la situación a la perfección mientras atábamos a los arneses el equipo de escalada, carpas, estufas y etc. para el primer ascenso de un pico técnico del Himalaya. 

Fabi y yo casi nos pinchamos a los cinco minutos, pero tras una lucha espectacular, nos unimos con Will en la base de la ruta. Will aterrizó tan cerca de la base de la escalada como le fue posible, evitando las grietas y seracs cercanos, y en una pendiente que ya había sufrido una avalancha ese día. Un lugar muy agitado para pasar la noche.

A estas alturas del viaje, Aaron acababa de recuperarse de un episodio de intoxicación alimentaria y a mí se me desarrollaba una ominosa infección en el pecho. Sin perder de vista la ventana de vuelo del día siguiente, Aaron decidió esquiar por el pasaje que conduce a la Gulmit, en lugar de acompañarnos en nuestro dudoso punto de acampada. Aterrizó de ladera en el pasaje, bajó esquiando y luego volvió a subir en una térmica para una segunda vuelta. Yo, por el contrario, tontamente quizás, pasé la noche con los chicos, tosiendo pelotas de flema y luchando para respirar.

A las 2am iniciamos la ruta, Fabi y Will armados con herramientas para el hielo y empotradores para escalar roca. Yo armado con mi dron para grabar desde el pasaje. Ver cómo se hacía una pequeña parte de la historia del Himalaya fue una experiencia aleccionadora, mientras el dúo practicaba una escalada mixta, entre hermosa y complicada, por el granito atigrado. Para volver a casa, todos regresamos a salvo la misma noche, a tiempo para asistir bien lavados y arreglados a otra deliciosa comida.

 

Romper récords

Asombrosamente, ese mismo día Aaron partió en una misión para romper el récord asiático de triángulo FAI, lo que logró con un hermoso vuelo de 286km. “Fue el mejor vuelo de mi vida”, nos dijo cuando nos reunimos. Poco después se retractaría de esta afirmación, cuando hizo un triángulo FAI de 312km apenas dos días más tarde. Una hazaña de talla mundial por parte de uno de los mejores pilotos de competencia del planeta.

“Es posible hacer vuelos muy largos aquí,” dijo después Aaron. “Tal vez hasta de más de 350km. Pero aquí no se trata de volar por los números. Son los vuelos más hermosos que he hecho. El paisaje y el nivel de compromiso son increíbles”.

El último día despegué tosiendo y farfullando, con el cuerpo cargado de antibióticos, pero decidido a sacarle el jugo al pronóstico prometedor. Luego de una serie de hermosas crestas, cruces de valles y altas mesetas, me encontré volando alrededor de la cara oeste del Rakaposhi (7.788m), en medio de los rayos naranja del atardecer a 6.000m. Aterricé cuando ya oscurecía, pero no antes de lograr un nuevo récord personal de 236km FAI. 

Pakistán nos ha obligado a ser pacientes, pero al final todos nuestros sueños se hicieron realidad. 

Ve el corto de Aaron del triángulo FAI de 312km en bit.ly/312kmfai

 

‘hacen falta años para tener estas habilidades’

“El nivel es simplemente increíble”. Brad Sander, que ayudó a abrir el vuelo de distancia en el Karakórum con un vuelo de 249km de Booni a Chitral en junio de 2008, dijo que estaba contento cuando Aaron le mandó un mensaje después de aterrizar. “Estaba muy contento de haber recibido un mensaje de Aaron después de su primer vuelo de 285km. Estoy contento de formar parte de la conversación de lo que sucede en Pakistán. Siempre supimos que era posible. Sabía que no era el mejor, que no era el piloto más refinado, así que sabía que cuando vinieran mejores pilotos, podrían hacer grandes cosas porque podía ver las posibilidades. 

“La diferencia entre ahora y hace 10-15 años es que sentí que no llevábamos el nivel de profesionalismo a la alta montaña como otros deportes. No estábamos al mismo nivel que los escaladores de las grandes paredes de Pakistán, por ejemplo, éramos unos tipos con parapentes que volaban en días buenos y teníamos suerte. Ahora vemos que el deporte ha llegado a un nivel muy alto”. 

“Pilotos como Aaron y Tom de Dorlodot, también están muy en forma y están preparados mentalmente para los retos. También, ha evolucionado el equipo. Los puristas dirían que salen por la experiencia, no importa lo largo del vuelo, es la experiencia. Pero creo que ver lo que ha hecho Aaron, esquiar de un lado de la cordillera, volar distancia para aterrizar y esquiar otra línea – es un nivel impresionante de interacción con la montaña y el equipo. Hacen falta años para tener estas habilidades, así que es emocionante ser espectador del nuevo nivel.” EE

EL EQUIPO

Aaron Durogati

Aaron tiene más de 20 años volando. Ha ganado dos Superfinales de la PWC y es participante habitual en la Red Bull X-Alps. Creció en las Dolomitas italianas y le encanta esquiar.

Will Sim

Will un guía de montaña británico que vive en Chamonix, Francia. Ha hecho duros primeros ascensos alpinos en todo el mundo. Comenzó a volar hace dos años, pero desde el principio fue una adicción.

Fabi Bühl

Fabi es muy conocido en el mundo de la escalada por sus habilidades en el alpinismo. Desde que comenzó a volar, su escalada ha tenido que competir con su amor por el vuelo. Ahora Fabi vive en los Alpes del sur de Francia.

Jake Holland

Jake es camarógrafo y fotógrafo británico. Vive en Chamonix, Francia. Ama los deportes de aventura y los lugares asombrosos a los que los ha llevado. Por lo general lleva una cámara en la mano.

 

TRAZAS DE VUELO

Aaron Durogati

Récord asiatico FAI de 312km

Fecha: 26 de junio de 2022

Ala: Advance Omega XAlps 4

Tiempo de vuelo: 10h26m

Altura máxima 6.329m

Asc. máxima: +7,5m/s

Aaron despegó de 3.500m cerca de Karimabad y voló hacia el oeste por glaciares y pasó al norte del pico Shani (5.887m) hasta una baliza. Después, voló hacia el sureste y después al noroeste hacia el pueblo de Gilgit y alrededor de las faldas del Rakaposhi (7.788m).

bit.ly/AaronAsianRec

Jake Holland

236km FAI, récord personal

Fecha: 28 de junio de 2022

Ala: AirDesign Volt 4 (EN C)

Tiempo de vuelo: 9h37m

Altura máxima: 6.588m

bit.ly/JakePakistan

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