¿Cómo es competir contra algunos de los mejores pilotos de aventura del mundo? Eso es lo que hizo Marcus King en el Bornes to Fly de este año en los Alpes franceses. Fotos: Sophie Tudor y Karine Dupureur
Tengo frío, tengo hambre, me duele el pie, mi teléfono no tiene casi pila y me estoy resbalando subiendo por la nieve. Empiezo a preguntarme qué tan sensato es continuar. ¿Debería darme la vuelta y bajar? Pero después, doy la vuelta a una esquina y encuentro un despegue de hierba, la ruta se revela y se me suben lo ánimos. El primer día de la Bornes to Fly ya ha sido un sube y baja de emociones.
La Bornes to Fly es una competencia al estilo de la X-Alps que se lleva a cabo en la región de Annecy en los Alpes franceses durante un fin de semana largo de mayo. Tiene la reputación de coincidir con nevadas de finales de primavera, pero este año nos prometieron otra previsión. El 22 de mayo, unos 60 pilotos y sus asistentes se reunieron a orillas del lago Annecy listos para la largada. El nivel era alto, estaba la leyenda Chrigel Maurer y el héroe local Maxime Pinot, ganador de la Superfinal de la PWCA y segundo en la X-Alps de 2019. Junto a ellos y otros pilotos de la X-Alps había un grupo de franceses jóvenes: en forma, motivados y muy listos.
La ruta de la carrera se anuncia la noche antes del inicio, por lo que la noche es ajetreada porque se debe armar la mejor ruta. La ruta total eran dos vueltas de unos 164km, la primera era de unos 60km. El primer objetivo era una baliza en la Clusaz, después había que volar por los Aravis y regresar al lago.
Esa noche, estudié las opciones con la dos veces ganadora del XContest y piloto local, Joanna Di Grígoli. “Usa las caras este de La Tournette para pasar por Marlens y de ahí sigues hacia la autopista de los Aravis”, me recomendó. Así que ya tenía un plan en mente mientras nos alineamos bajo el arco en la línea de partida, pero lo descarté cuando terminé con un grupo que iba hacia Col de Nantets.
Primer despegue
Anteriormente, me las arreglé para borrar sin pensar las balizas de mi Flymaster Live, así que usé XCTrack en el teléfono y dejé el Live en el auto de soporte. Pero en la primera intersección, me encontré a mi asistente, Sophie Tudor, preocupada porque no lograba seguirme porque mi rastreador parecía estar dañado. Tomé el Live, lo configuré para que grabara siempre y seguí caminando mientras me lamentaba por no haber pasado más tiempo configurando mis instrumentos. Caminé lentamente durante el ascenso de 1.000m y empecé a disfrutar la vista que se develaba. Al poco rato, doblé una esquina y vi alas extendidas sobre la ladera empinada de hierba más arriba.
Cuando llegué al despegue, me enteré que Chrigel y Maxime ya habían pasado la primera baliza – ¡qué rápido avanzan! Organicé el equipo y no tardé en estar listo para despegar. Giré a la izquierda hacia el sotavento y volé por la turbulencia mientras me metía en la silla, aferrándome a la primera térmica que encontré. Cuando tomé un poco de altura, estaba menos turbulento y seguí hacia otra térmica que parecía mejor. La térmica me llevó a base de nube a apenas 1.800m.
Mi plan era ir a la cara este de Mont Lachat de Thônes y después hacia el este a La Clusaz, vía Grand Bornand. Pero el viento de suroeste fuerte hizo que todo cambiara y las colinas más bajas por la ruta directa parecían funcionar más temprano de lo que esperaba. Había pilotos subiendo en frente, así que seguí adelante.
A mi lado estaba Claire Garnesson, ganadora de la liga de distancia de Francia del año pasado y actualmente a la cabeza. Buena compañía para esta parte del vuelo. Hice un planeo bastante bueno y todavía estaba bastante alto cuando vi que Claire encontró una térmica. Por lo cerrados de sus giros, sabía que era buena. Fui hacia ella y terminamos remontando de un lado de la nube. Desde ahí, fue una transición sencilla hacia la primera baliza.
Sin embargo, la térmica que esperaba encontrar en la baliza terminó siendo solo turbulencia – no el mejor lugar para estar. Sentí como si el aire se desbordaba del Col des Aravis. Debajo de nosotros, vi que había pilotos aterrizando. Juntos, cruzamos el valle hacia una estación de esquí pequeña y logramos aterrizar alto en una pista. En el mapa, había una esquina obvia enfrentada al viento hacia el suroeste. Claire ya había guardado el equipo mientras que yo todavía estaba dando vueltas. Tengo que practicar para hacer transiciones más rápidas, pero no tardé en alcanzarla y seguimos un sendero que subía.
Cuando doblamos una esquina arriba de la estación de Manigod L’Etale, vi alas despegando. Parecía que había bastante brisa porque remontaban y se quedaban estáticas cuando enfrentaban el viento, pero subían. Mientras subía, oí un grito y cuando volteé vi al piloto de la X-Alps, Nick Neynens, subiendo detrás de mí, con el arnés y el casco puesto y el ala dentro de la concertina sobre el hombro.
Preparamos las alas rápido a un lado del pequeño despegue, el viento a veces era fuerte. Tras esperar un ciclo suave, despegué y remonté rápido por la arista para alcanzar a Claire y a dos pilotos más.
Hacia el suroeste, la ruta pasaba por una hondonada grande pero sabía que el otro extremo estaría en el rotor de la Aiguille de Manigod, así que decidí intentar llegar hacia las laderas más bajas. En el primer intento, quedó claro que no iba a llegar con viento de frente tan fuerte.
Mi amigo Bob Drury me dio un consejo una vez, “no te preocupes por regresar si puedes colocarte en mejor posición”. Así que regresé al pico más alto para buscar una térmica más constante hasta la nube. Mientras tanto, Claire lo intentó y la vi aparentemente baja en el valle estrecho. Fui un poco más lejos alrededor de la hondonada con otro piloto y después intenté el cruce una segunda vez.
Resultó perfecto y seguimos adelante. El otro piloto tenía un poco más de altura que yo y empecé a dudar: “¿Voy a lograrlo? ¿Voy a meterme en un rotor? ¿Debería regresar otra vez?” El otro piloto llegó a la cima de una colinita en la montaña y me di cuenta que yo no lo lograría. Cuando me acerqué, estaba protegido del viento pero había aire fluyendo por el lado e iba volando rápido, pero bien. Sin embargo, cuando aterricé sobre la hierba mojada empinada me resbalé y me caí en vez de correr de forma elegante. El resultado: un esguince de tobillo leve y el teléfono con el XCTrack en un charco, la batería muerta.
Recogí todo y me deslicé hasta un lugar más plano para empacar. De repente, después de haber estado con otros pilotos todo el día, me encontré solo en medio de la nada sin que mi asistente pudiera encontrarme, aunque sabía que estaba cerca en el valle. Intenté caminar. Bien. Seguimos.
En la montaña
De caminar con dificultad en la nieve con la cabeza llena de dudas, volví a despegar con viento fuerte y remonté por una arista gracias a una buena térmica. Vi una marmota sentada sobre una cornisa. Estaba concentrado, disfrutando del momento y las dudas habían quedado de un lado. Esto me encanta, me di cuenta. Estaba solo, cerca de una montaña nevada enorme con piedras y la ruta estaba despejada.
La térmica estaba buena y me permitió posicionarme para hacer una transición larga hacia el valle principal sobre Marlens, donde alcancé a dos alas. La baliza siguiente era un cilindro de 1km alrededor de la cima de Pointe de la Sambuy. La Sambuy es un despegue conocido para hacer vuelos de distancia largos por estar bien ubicado para llegar a las caras este a principios del día. Pero era final de tarde y el viento venía del otro lado.
Tres de nosotros volamos hacia ella, sabiendo que al menos había aterrizajes cerca. El problema principal era no saber exactamente dónde estaba el cilindro. Por suerte, yo estaba un poco más alto que los demás por lo que pude adentrarme más en la montaña y remontar con una térmica suave. Vi un par de alas despegar y asumí que llegaron al cilindro a pie. Decidí que era la mejor señal que iba a tener, así que me adentré a la ladera en la que estaban y remonté poco a poco.
Llegaron los demás, pero no había ninguna ascendencia así que nos fuimos transición al valle principal. La brisa del valle principal era fuerte, pero nos protegían las colinas en frente, pero cuando las rodeamos nos quedamos estáticos. Seguí volando lo más lejos que pude hasta un lugar seguro para aterrizar.
Recogí el equipo y caminé hasta la entrada de una zona industrial pequeña. En pocos minutos, llegó Sophie a darme de comer y plegar el ala. Pude haber pasado la noche ahí tranquilamente, pero Sophie me animó a caminar mientras ella siguió más lejos a armar campamento.
La caminata era fácil y pude llamar a mi familia mientras caminaba junto al lago. Cuando llegué al campamento, me acosté inmediatamente a descansar. Mientras me quedaba dormido, mi amigo Ant Green me llamó para darme consejos de la ruta. La previsión pintaba bien, así que el consejo de Ant fue llegar a las caras este temprano.
Día 2
Me despertó la lluvia a las 5:30am. Fue fácil decidir esperar media hora ya que la previsión decía iba a dejar de llover. No me entusiasmaba caminar con el equipo mojado, pero dejó de llover y Sophie me llevó en auto al punto donde me había detenido el día anterior. Permitido en el reglamento.
Estaba agradecido de haber caminado la noche antes y durante la caminata en la mañana pude pensar en un plan para ese día. Cuando me encontré con Sophie en el aterrizaje de Planfait para tomarme la foto en la baliza y desayunar, decidir volver a Col de Nantets que me permitiría llegar a las caras este vía Grand Bornand hacia Cluses. Cuando iba a empezar a caminar, me encontré al asistente de Steve Bramfitt, Matthijs Groeneveld, que dijo bromeando, “¿Qué haces aquí abajo? ¡Los demás ya están en el despegue!” No hay tiempo que perder.
Repetí la caminata del día anterior, esta vez acompañado de Sophie y me encontré a otros pilotos en el despegue. Fue como en la película El día de la marmota porque volvimos a volar hacia el rotor, encontramos una térmica y seguimos a la cara este de Mont Lachat de Thônes. De ahí, las impresionantes montañas nos llevaron hasta Cluses.
Cerca de Grand Bornand, me encontré a los atletas de la X-Alps Nick Neynens y Tom de Dorlodot en una térmica. Resulta que habían hecho un vuelo de relación hasta Thônes en la mañana y tuvieron que subir 1.000m a pie para volver a despegar. Haber empezado un poco más tarde me permitió ahorrar tiempo. Después le pregunté a Tom por qué no esperó mejores condiciones. Respondió, “es la mentalidad X-Alps, intentar y seguir avanzando”.
Cuando llegamos al final de la cordillera, el techo parecía bastante bajo. ¿Cómo iba a cruzar el valle ancho que va hasta Chamonix? Estaba solo nuevamente, pero logré ver alas girando del otro lado. Me acomodé en el arnés e inicié el ataque.
Hay una colina pequeña que separa el valle principal del siguiente y cuando estaba llegando, había una sola ala remontando. Volé sobre la cima para agarrar la cola de esa térmica y bastó para tomar altura y seguir. Llegué a Pointe de Marcelly cerca de la histórica zona de vuelo de Mieussy. Las térmicas eran fuertes y llegué rápido a base de nube y seguí hacia Mont Chéry.
Cuando me acercaba a la colina, me vinieron a la mente recuerdos de un campeonato británico hace más de 20 años en el que casi todos los de mi grupo lanzaron paracaídas. No me hacía falta esa distracción, ¡tenía que encontrar una térmica! Mientras avanzamos por la cresta, vi a Tom girando más abajo. La térmica me sirvió y lo halé mientras derivábamos hacia el cilindro y pitó mi Live. Hora de regresar.
Otra vez viento en contra, me hallé dentro de un valle estrecho cubierto de bosque casi sin ningún aterrizaje decente. Todavía estaba alto, así que pude avanzar un poco más contra el viento, pero justo cuando me estaba escapando vi a Tom llegar bajo. Estaba demasiado ocupado como para pensar en ello, así que me aferré a las térmicas turbulentas detrás de la arista principal, girando lo que fuera hasta que estuve lo suficientemente alto para avanzar hasta la cara principal donde subí rápido hasta base de nube e hice una transición para cruzar el valle.
En Cluses, hay una colina pequeña que da al valle que viene desde Grand Bornand. Esta es la clave para regresar por esta zona. Llegamos bajos, pero el viento de sur subía por el valle y también había un poco de convergencia con viento que se desbordaba desde el valle principal hacia el noroeste. Estaba junto a la misma Zeolite que había cruzado de ida. Esperaba que las caras oeste funcionaran mejor ahora, pero parecía que el viento meteo hacía que las caras sureste siguieran funcionando porque veía alas altas más adelante. No tardamos en volver a base de nube y gracias a las condiciones flotonas, regresamos rápidamente al sur al Lachat de Thônes. Estaban entrando nubes altas del sur, así que me aseguré de estar lo más alto posible. Otros parecían volar más al sur, pero esta era la ruta directa para mí. Sentía que el día se iba a apagar.
Giré una térmica suave en el camino y llegué a Mont Sulens, la última baliza, justo abajo de la cima y logré remontar hasta que desapareció la térmica. Mientras giraba, pasé por encima de alas extendidas en la cima listas para despegar. La térmica llegaba hasta base de nube a pesar de que estaba todo nublado. ¿Y ahora adónde voy? ¿Hacía una transición hacia el valle principal desde donde sabía que podría terminar a pie, o había otra ruta?
Vi un ala girando en la cara sureste de la Tournette. La térmica parecía floja, pero valía la pena intentarlo. Llegué hasta allá y encontré una térmica suave sobre un pico pequeño en la cara este. Me di cuenta que en realidad eran dos las alas que estaban girando; una estaba luchando, pero la otra estaba subiendo. Parecían subir mejor que yo, así que me acerqué. Era hora de pegarse a la montaña y ser paciente; de girar lo que fuera. El paisaje era impresionante, me sentí muy pequeño junto a los acantilados de roca nevados.
Finalmente, con suficiente altura doblé la esquina y entré a la maravillosa locura de Annecy. Rebasé alas que giraban – que no se detenían por mí. ¡El gol estaba a apenas un planeo! Empecé a gritar de alegría mientras cruzaba la meta. ¡Lo logré! No fui ni remotamente el más rápido, ¡pero lo logré!
Gracias Sophie Tudor por ser una asistente tan fantástica, a Supair por dejarme seguir usando el arnés Strike 2 para la carrera, a los organizadores por haber mantenido la carrera a pesar de las complicaciones ligadas al Covid y por supuesto, a todos los competidores. Gracias también a Joanna Di Grígoli, Malin Lobb y Ant Green por los consejos durante la carrera.
MAXIME PINOT, GANADOR CATEGORÍA GENERAL
Maxime, ¿cuáles fueron los momentos clave para ti en la Bornes to Fly?
La Bornes to Fly es una carrera muy corta y diría que cualquier decisión es un momento clave porque no puedes alcanzar a nadie si te equivocas. Pero, probablemente el último planeo el sábado en la noche fue la clave. Pude avanzar unos kilómetros más, lo que me colocó en buena posición para la última pierna el domingo.
¿Cómo cambia tu enfoque entre una carrera corta como la Bornes y una larga como la X-Alps?
A veces hay que tomar decisiones rápidas pero también hay que tener cuidado de no apresurarse demasiado. La diferencia principal es física. Cuando es corta, no hay que comedirse, hay que poder esforzarse. En tierra, el ritmo generalmente está cercano al ritmo a umbral. En una carrera más larga, hay que controlar la fatiga mucho más.
Estuvo muy justo entre los primeros tres. ¿Cómo manejas la tensión adicional de la competencia tan estrecha?
La tensión es normal en competencia. Mi método es dejar de un lado la presión del resultado, concentrarme en cada paso y en cada objetivo. También he estado trabajando en autohipnosis desde hace un año y me ha funcionado.
Volaste la nueva Ozone Zeolite XD. ¿Cómo difiere de tu ala X-Alps anterior desde el punto de vista del piloto?
Tengo un buen equipo para 2021. Ahorramos mucho espacio con el arnés NEO y es más cómodo. La Zeolite XD es muy ligera [2,45kg]. El espacio que ocupa dentro de la mochila es una locura. Despega incluso más fácil y también trabajaron en el giro.
¿Qué consejo le darías a un piloto que quiera competir por primera vez en paramontañismo?
Siempre aconsejo lo mismo a los pilotos de paramontañismo: conviértete en el mejor piloto posible según el tiempo que tengas para invertir. Volar mucho, en todo tipo de condiciones, hacer vuelos de distancia y competir es muy importante. No hay mucha cultura de entrenamiento en el parapente, pero claro que existen métodos eficientes de entrenamiento.
Maxime ganó en la general. Voló una Ozone ZeoliteXD. Foto: Karine Dupureur
LAURIE GENOVESE, GANADORA EN FEMENINO
Felicitaciones Laurie, ¿qué tal estuvo la Bornes to Fly?
Fue mi primera competencia de paramontañismo como piloto, pero la he hecho dos veces de asistente. Al principio, era importante regresar a Planfait a buena hora. Había viento de sur que aumentó durante el día y fue imposible regresar volando desde Mont Chéry a final del día .
Supe que tuviste un colapso grande sobre el Parmelan el sábado. ¿Cómo enfrentas mentalmente las condiciones fuertes?
Intento mantenerme concentrada en mi meta y ser objetiva en cuanto a los riesgos. A veces tengo que hacer ejercicios de respiración y pensar positivo para mantenerme calmada. Las condiciones en el Parmelan estaban fuertes, iba a 85km/h manos arriba. En Mieussy había más de 60km/h de viento en el despegue. Tenía altura para hacer fácilmente la baliza de Mont Chéry, pero en ese momento solo quería tocar tierra. Así que decidí aterrizar en el llano antes del valle y caminar. A veces uno debe respetar sus sentimientos. Es fácil ir más allá del límite y ponerse en peligro.
¿Qué consejo le darías a un piloto que quiera competir por primera vez en paramontañismo?
Para mí, la razón por la que no me motivaba a competir antes en paramontañismo era el riesgo. Creo que uno puede limitar el riesgo si eres quien toma las decisiones. Así que creo que uno debe hacer su propia competencia. Es bueno aprender de los demás pilotos, pero a veces las condiciones son adecuadas para otra persona, pero no para ti.
Laurie ganó en femenino y quedó de sexta en general. Voló una Ozone Zeolite. Foto: Karine Dupureur